Qué no se me olvide que ayer estábamos tú y yo solos en la cocina, esperando al papá. Qué tú estabas en la trona con el pelo todavía mojado del baño, y yo de pie esperando a que hirviera el agua para calentar los cereales. Como tenía hambre, saqué el melón y partí un trocito para ti y un trocito para mí.

Qué no se me olvide que yo quería que no se me olvidara y que la canción me hacía un poco de nudo en la garganta, que no se me olvide que me acerqué a sacarte la foto antes de que se rompiera la magia porque te estaba viendo empezar a perder pie porque te impacientabas al no poder morder el melón todo lo que tú querías.
Qué no se me olvide que entonces te lo empecé a cantar de cerca, olías a melón y el agua se evaporaba, y yo sólo te decía I won´t be afraid just as long as you stand, stand by me;qué no se me olvide que entonces parecía que me entendías, porque me mirabas y te reías sin soltar el melón, aunque yo te veía la risa en los ojos y en la nariz.
Qué no se me olvide que empezó a llover y te cogí y abrimos la ventana y el olor a la tierra mojada del lío que tenemos montado en el jardín cambiando las jardineras entraba a la cocina y nos llenaba a los dos de alegría, lo sé porque te reías mientras los últimos acordes de la canción y la voz azul de Ben te pedían que contaras con él.
Qué no se me olvide que al final, como cada noche, me hiciste un quiebro profesional y acabé estampándote la papilla en el flequillo, justo cuando el papá abría la puerta y se quejaba de la lluvia y entraba directo a por ti y os ibais al salón mientras yo cerraba la ventana e intentaba que no se me olvidara ese momento de magia que nos acababa de regalar el viernes por la tarde mientras comíamos melón en la cocina.