Parece mentira, pero sí: ¡el día ha terminado! Hace veinte minutos el pronóstico era regulero tirando a catastrófico: una saltando de mueble en mueble y el otro sugiriendo nuevas ideas «inocentes» mientras jaleaba sus acrobacias.
De modo que voy a sacar el edredón de invierno, voy a cerrar los ojos y voy a intentar olvidarme del viento que ha hecho durante todo el día, de lo fríos que tengo los pies, del operario de la compañía de teléfonos metido en el salón durante dos horas espatarrao en mi alfombra llamándome Laura como si me conociese de toda la vida, del olorcillo que desprendía el mismo operario a llevar currando todo el día, de los niños saltando por encima de sus botazas mientras se les caía el nesquick y de la cantidad de veces que nos ha deleitado con sus anécdotas telefónicas mientras reiniciaba por duodécima vez el sistema.
Voy a cerrar los ojos y voy a recordar el concierto de ayer, que la vuelta a la realidad ha sido todo much 😂
Si es que me pongo de muy mala leche, pero luego miro estos cuerpecitos y… 🙂