Yo no soy muy de frases hechas, porque suele parecerme que es mejor inventar una nueva para cada ocasión, pero para lo que tengo que contar hoy hay una que me viene al pelo: con críos, muchas veces, menos es más.
Digo esto porque creo que algunas madres y algunos padres nos atormentamos en determinados momentos pensando que a ver si los hijos se van a aburrir, se van a cansar, no van a disfrutar… y resulta que luego te das cuenta de que no hace falta prácticamente nada para pasar un día genial y que ellos lo disfruten al máximo. Sin salir de casa, sin mover el coche, sin manchar ropa, sin organizar nada.
Hoy hemos hecho: comida, plastilina, algo de trabajo en el ordenador, piscina, riego en los jardines, sesión de pintura, construcciones, regarnos con la manguera del jardín, lectura, correteos por el césped, inspección de escarabajos, merendar fruta a la sombra de las arizónicas de la piscina, un poquito de bob esponja y otro poquito de no hacer nada más que estar tirados unos encima de otros hablando de «nuestras cosas», como se conoce en casa a sentarse sin propósito fijo y terminar hablando de cosas trascendentales para M.
Pienso todo esto cuando me doy cuenta de que no he hecho en todo el día más que una foto, cosa que me suele pasar (a mí, que soy de gatillo rápido) los días en los que hay mucho que hacer o muchos sitios a los que ir.
Esto me lleva a pensar en todo lo que hay por y para vivir, a nada que estemos dispuestos a valorar lo pequeño y cotidiano. Siendo así, siempre nos acostaremos con agotamiento y plenitud, como cualquier otro día 🙂
¡Qué importante son las pequeñas grandes cosas!
Me gustaMe gusta