Me parece muy fuerte que en estos momentos de la civilización, todavía no se hayan inventado artilugios que te avisen de que estás saliendo de casa dejándote las llaves dentro.
Hoy, concretamente a las cuatro y veinte de la tarde, nos ha pasado esto. Era para vernos, los cuatro integrantes de la familia en el abrasador jardín rememorando los instantes previos al portazo que nos ha dejado, literalmente, en la puta calle.
En estos momentos, lo guay de nuestra familia es que nos compensamos: unos pieden los nervios (la parte masculina de la familia), y a otras nos da por sentarnos en una silla a pensar con la cabeza (la parte femenina, en este caso).
Me hace gracia que yo siempre he sido muy de creer en la movilización ciudadana, y ha sido precisamente esta movilización la que nos ha permitido ahorrarnos el cerrajero: los vecinos se han ofrecido voluntarios para hacernos el favor de forzar la puerta. Con un trozo de botella de plástico de las de tinto de verano. Lo flipo.
Les he visto venir, con el bañador todavía mojado y su arma secreta, que parecían los caza fantasmas. Nos han abierto, por supuesto, y además nos han dejado dos valiosas lecciones: una de buena vecindad, y otra de lo útil que es tener nociones de todo un poco en esta vida.
Mañana, sin falta, les llevo un bizcocho 🙂
jajajajajajaj qué genial!
Hagamos un change.org para que inventen el artilugio antiolvido de llaves 😉
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¡¡¡Me has dejado alucinada!!! Había oido lo de abrir con una tarjeta o un trozo de radiografía…pero lo de la botella es insuperable.
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