La hora mágica

Después de cenar, sobre las ocho y media o las nueve, se produce en el salón de casa lo que yo llamo la hora mágica. Algo pasa con la luz a esta hora, de verdad, porque parece que la casa se ha convertido en un barco; es verdad que el toldo de colores que colocamos hace unos días contribuye a este hecho, porque se mueve con el aire como una vela al viento. Esta hora mágica sería genial para pasarla tranquilamente leyendo cuentos con los niños, por ejemplo, o charlando mientras comemos helados y ellos construyen con los legos… pero, para mí, que estos dos hijos no perciben la magia como yo la veo.IMG_1108

A ellos el encantamiento de esta hora les produce una energía bulliciosa que le hace huir de la luz preciosa del salón, a saber por qué.

Se piran al jardín a llenarse de mugre otra vez (esto ya lo he escrito algún otro día pero es que tienen mucha querencia por este hecho particular), y lo que al principio de las vacaciones me producía cierto desasosiego (que se duerman, por dios, que se duerman ya), ahora lo veo como algo elemental: la hora mágica trae de regalo para los mayores unos momentos de calma luminosa, en los que la tranquilidad de saberles felices, autónomos y seguros a unos metros de nosotros se ve muy pero que muy elevada por la sensación maravillosa de estar navegando en  el propio salón.

La magia es lo que tiene.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s