Hoy he decidido que la próxima vez que tenga que hacer maletas voy a seguir el método de M., y por extensión el de Laniña (que copia todo lo de su hermano): coger bolsa, ir paseando por todas las estancias de la casa y echando pa’ dentro, sin orden ni concierto, según me parece que mola o no.
A decir verdad mi método tampoco es que sea el tradicional ortodoxo, ese de colocar todo encima de la cama y luego irlo metiendo bien odenadito, planchadito y colocadito en una maleta súper amplia para que nada se arrugue y todo llegue bien.
No.
Yo soy más de categorías absolutas: ¿que estoy liada metiendo ropa? Toda la ropa que pillo y que es susceptible de hacerme o hacernos falta, a la saca. Yo no me ando con nimiedades, solo tengo una norma inamobible: que esté todo limpio. Ya el tema pertenencias, talla, estado de arruga o relación con la estación en la que se esté, ese ya es otro cantar.
Luego, por ejemplo, llega la categoría absoluta de complementos. Ahí entran desde unos cascos para escuchar música hasta un cinturón porsiaca, o unos bolis, o un estropajo nuevo que a mí los de los apartamentos me dan cosa, o un peluche que sé que me van a pedir, o las llaves de repuesto, o la gafas de sol… este tipo de cosillas.
Muy anarquista, ya lo sé.
Se ve que M. ha llevado la anarquía un paso más allá (el tema este de mejorar la especie, debe ser) y ha digievolucinado en un ser que va por la casa con una mochila en la que son bienvenidas tortugas de goma, lupas, piedras, todoterrenos, tortitas de maíz, zapatos para el agua o un plastidecor fundamental para sus creaciones artísticas.
Vamos, todo lo necesario para que unas vacaciones, sean LAS vacaciones ❤️
Yo empiezo ordenada y acabo con «porsiacas» por todos lados, en bolsas de Mercadona y Carrefour…
Este año, ha sido el primer año que hemos ido con el maleta decente, xq el año pasado descubrí que se puede lavar y en verano no hace falta planchar!!! ⛔!!!!!
A descansar!!!!
Me gustaMe gusta