La hora de las abuelas

Uno de los trucos de la vida, en mi corta experiencia en ella, es dejarse fluir con las circunstancias, saber dejar ir lo que ya pasó y aferrarse al presente con toda la energía disponible, siempre con hambre de futuro también, hambre de proyectos, claro.IMG_3293

Pero el presente, el presente… pensaba en este tema esta mañana, mientras paseaba por las calles del pueblo con los dos niños, y solo nos cruzábamos con señoras mayores y con señores vestidos de campo. Era un pueblo vacío de jóvenes, los cuales estaban, me los imaginaba perfectamente, en sus casas familiares, perezosos, acalorados pero qué más da, recuperando las horas de sueño pendiente de ayer. Yo en tiempos fui una de ellos, oculta en la mañana casi hasta la hora de comer.

Pero pensaba y les comentaba a los niños que esto, la hora de las abuelas como la he bautizado, tiene todo el encanto también, el encanto de lo cotidiano, de lo que hace funcionar la maquinaria de la vida: ventanas abiertas por donde se escapa el pitido de una olla, mujeres tendiendo, barriendo sus puertas, mis niños en el parque construyendo infancia, abuelos miopes conduciendo furgonetas arañadas, la gente cargada con bolsas de compra, operarios arreglando roturas, quien quiera que s a el encargado de hacerlo, dando un pregón.

Sentada en el suelo del parque, solos los tres, saludando con la cabeza cada tanto a alguna de estas personas que habitan las mañana de agosto en los pueblos castellanos, he tenido esta revelación maravillosa, la de lo genial que es apreciar la  magia de lo cotidiano, cuando esa cotidianidad es tan diferente a cómo era hace diez años.  M., práctico como solo él sabe ser, me ha sacado de la ensoñación: ¡mamá, que te están saludando!

Un desconocido que se acerca con la idea de hacernos vivir otro puntazo mañanero: la posibilidad de dedicar diez minutos a explicar de quién eres tú, de tío Cele, sí, nieta y bisnietos, sí, de la Rosi.

Ellos se van con la sed de información saciada sabiendo que somos Churreros, ahora, lo que es yo… nunca consigo saber a qué familia pertenece la persona ante la que me acabo de identificar

Cosas de pueblo 😂

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El pisto

A mí hay algunas cosas que me encantan, pero que a la vez me dan una pereza grande. Bonito con tomate, arroz con leche o lasaña son algunos ejemplos. Otro, uno muy saludable, es el pisto (yo es que no tengo thermomix, que por lo visto lo hace solo).IMG_3184

Es de esos manjares que a mí me hacen saltar las lágrimas, con su huevo frito o su arrocito blanco… El caso, que me encanta pero solo lo como cuando lo hace mi madre. Sin embargo, yo me considero una persona afortunada, a qué no decirlo, y me pasan estas cosillas de vez en cuando, estos regalos inesperados de la vida.

Total, que divago, lo del pisto. Que llego esta tarde a la finca familiar y allí me encuentro a tías y prima, cuchillos en mano, dale que te pego a trocear bien pequeñito calabacín, berenjena, cebolla y pimiento verde.

Me he dicho: se viene pisto.

Y justo.

He tomado el relevo en uno de los puestos y me he puesto con la berenjena, tiqui tiqui tiqui a picar, mientras los niños correteaban en pelotillas por allí, atendidos por todos en general y por nadie en particular, más libres y asilvestrados que nunca.

Tras un par de horas a fuego lento, la recompensa: botes y botes de pisto para quien quiera, pisto cocinado en el perolo grande porque así aprovechamos toda la recolecta, como dice mi pequeño hortelano.

Pisto sano, preparado en familia pero vigilado de cerca por mi tía P.

Así que mañana, la comida, será a su salud ❤️🍆