La tarde noche

Aquí, en el pueblo, se lleva la experimentación sensorial hasta sus límites: se meten las manos en el pilón hasta que duelen, se retoza por el suelo hasta que las rodillas se quedan negras, se baña uno en la piscina helada hasta que los labios se quedan azules, se habla sin descanso porque siempre hay alguien dispuesto a escuchar, se recogen tomates y calabacines durante casi toda la tarde porque aquí los huertos son grandes y fértiles como ellos solos.IMG_2948

Esta expansión de los sentidos se resume perfectamente en lo que nos decía M. esta tarde, subido a los hombros de su padre, mientras volvíamos a casa sobre las nueve, agotados, sucios y felices: «me encanta la tarde noche, porque siempre hay airecito fresco, y porque se ven pájaros y se les escucha cantar».

¿En qué momento ha empezado a ser capaz de captar la magia de algunos instantes, sutil y pasajera, magia que muchos adultos se olvidan por completo de percibir?

Se me enamora el alma ❤️

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En el pueblo

En el pueblo no se andan con tonterías. Tú al pueblo llegas y nada más abrir la puerta, se te abalanzan una serie de familiares con los morros llenos de besos y los brazos bien vacíos ansiosos por llenarse de ti y de tu prole. En el pueblo, tú llegas con un niño en cada brazo, y cuando reaccionas no tienes a ninguno, se los han llevado pa’dentro a estrujarles bien estrujaditos, para dejarles la impronta clara y que desde el día en el que llegas hasta el día en que te vas, se sientan parte del clan y de la familia con todas las de la ley.IMG_2824

Hoy al llegar a la finca familiar, de pronto y cuando todavía no había ni soltado las llaves del coche, he visto a la prima peluquera peinando a Laniña de gala, una más entre las mayores que esta tarde tenían sesión de belleza. En familia y en el pueblo todo funciona así, te hacen hueco enseguida y además sin remilgos de ninguna clase.

Y tras el peinado express, de pronto ves a la prima que también es tía poniéndose el bikini a toda pastilla para bañarse con tus hijos, y luego, tras la inevitable caída veraniega en el pueblo, la de todos los años, la prima estudiante de medicina diagnostica y cura con besitos al hijo, mientras las tías abuelas le dan besos repetidos, besos que parecen boomerangs de besos, fuertes y sonoros, para alejar el disgusto y volver a verle feliz.

En el pueblo no se andan con tonterías, y el cariño se demuestra así, sin medias tintas, ya digo. Y tenemos toda esta semana para irlo corroborando 🏡❤️