Hoy escribo con una sola mano: mi flor tiene fiebre. Esto significa que en cuando se le pasa el efecto de chute medicinal, solo quiere teta. Toooodo el rato, toda la noche, que lo veo venir 🙂
Esta tarde han tenido un rato en el que el subidón medicinal de una ha coincidido con las ganas de salir del otro, y ambas cosas con el fin de la tormenta. Hemos salido, y he notado que estaban muy en su planeta, así que he cogido mi libro y me he sentado en el suelo junto a ellos. Es Harry Potter y la piedra filosofal, edición ilustrada. Hace unos días que este libro de mi adolescencia me llamó, y me dejé llamar.
Leyéndolo despacio, otra vez como entonces, he comprendido que a veces, en momentos en los que me toca ponerme al mando de algo grande, desconocido y desde luego impresionante y abrumador, me hace falta salirme algunos ratos del camino por el que transito de nuevas, sabiendo que cada paso es nuevo y que lo doy sin referencias. Y al salirme durante esos momentos a la cuneta, lo que busco es refugiarme en la adolescente sin preocupaciones que un día fui.
Harry Potter y su universo, me ayudan así 🙂
Y otra gran noticia: al ser ilustrado, M. no ha podido resistirse a preguntar en varias ocasiones… ¿se estará acercando ya el momento de leer cada noche un capitulillo de la saga antes de dormir? ❤️
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