Iba a escribir sobre la escapada femenina que hemos tenido esta tarde mi flor silvestre y yo para comprar helados y para que nos diera el aire. Ha sido un momento de unión precioso, de verdad que sí, de esto que sientes que te ensancha el pecho cada vez que sus ojitos y los tuyos se encuentran.
Muy recomendable, esto que dicen de tiempo de exclusividad para cada hijo y tal.
Como digo, iba a escribir sobre nuestra compra perfecta, con ella tan feliz en el carro con su pseudopijama y su gorra hipster, tan risueña, con el súper tan vacío y tan fresquito…
Pero ese post nunca se escribirá como tal, porque en esto de la maternidad las realidades cambian en cuestión de minutos, y la mía en este mismo momento siente bastante hostilidad hacia Laniña, quien incomprensiblemente sigue despierta después de toda un día de piscina y jardín.
Me crispa los nervios.
Y con esta situación, voy a publicar este desahogo desesperado, la voy a dar otros cuantos besitos y voy a apagar la luz. Todo irá bien mientras no me diga mami, o me coja la cara con sus manitas para plantarme un beso, o se ría con sus ojillos para ver si me contagia y se me pasa el sueño y las ganas de descansar y nos ponemos a jugar a las pedorretas o a las cosquillas o a saltar en la cama intentando no despertar a M.
Es una decisión complicada: una quiere seguir hostilizada para que se duerma de una vez, pero es que me lo pone taaaaaaan difícil… ❤️
Ay madre!!!! Pues la mía con la edad sigue igual!!! Pero pienso muchas veces que estos momentos hay que aprovecharlos, porque llegará un día que no querrán ni saber dónde estos….😉😉
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jajajajaja cómo te entiendo…
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